¿Quieres descubrir cómo superar una fobia sin la necesidad de enfrentarte a lo que más temes? Una fobia puede condicionar en muchos aspectos la vida de cualquier persona. Todas las personas necesitamos el miedo para nuestra supervivencia, en la dosis adecuada, claro está. Pero cuando el miedo crece demasiado y controla tu vida, te impide ser feliz. Si una persona vive en un estado de alerta continuo, acaba perdiendo el control sobre su vida.
En una de mis últimas charlas, Carmen, una de las asistentes, me preguntó si podía ayudarle a superar una fobia que le persigue desde niña: el terror a los perros. Es una fobia tan extrema que le obliga a deambular únicamente por recintos cerrados donde sea imposible toparse con ninguno mientras pasea. Su vida está totalmente condicionada por este miedo. Salir a la calle es para ella un reto.
Yo no soy mi emoción ni mis circunstancias
Relacionamos las emociones a circunstancias concretas, pero realmente la emoción no se divide según las circunstancias. Tu miedo es siempre el mismo. Habrá cosas que te darán más miedo que otras, pero tú solo tienes un miedo, o una carga de miedo, podríamos decir, como si a cada persona le correspondiera la suya. Y cada una de ellas, dependiendo de la índole de esa carga, tendrá un umbral de miedo diferente. Igual que cada persona tiene un umbral de dolor diferente.
Ahora imagina que tienes una carga de miedo muy grande y que ese miedo te convierte en alguien que necesita tenerlo todo bajo control. Imagina que estás siempre en alerta, pendiente de que todo aquello te importa en tu vida esté bien. ¿Qué ocurre entonces? Que te adelantas a los acontecimientos para tener la sensación de que nada te va a pillar de improviso, que intentas reducir la incertidumbre lo mínimo posible para que el miedo no se apodere de ti. Vives en un estado de exaltación constante, ya que, sin darte cuenta, has convertido tu vida en una especie de campo de batalla entre tú y todo lo que pueda poner en peligro tu felicidad. Estás en lucha constante.
Intentar controlarlo todo es imposible
Siempre va a haber imponderables que no puedas prever, circunstancias que escaparán a tu control. Aceptarlo te ayudará a relajarte y, sobre todo, a reducir la carga de miedo. El problema es que, cuanto más miedo tienes, más difícil te resulta darte cuenta de que, en realidad, no tienes el control. Creer que nada se te va a escapar por estar en constante alerta es una fantasía. Al final, por supuesto, es la creencia de que tienes el control lo que te hace sentir segura. ¿Segura de qué? La verdad es muy distinta y lo sabes.
La creencia “tengo el control” es una forma de autoengaño. Cuando un embalse amenaza con rebosar, hay que abrir las compuertas para evitar desbordamientos o roturas por la presión. Pues imagina que tu miedo es el agua de ese embalse y que necesita salir por algún lado antes de que tú estalles y entres en un estado de pánico en el que pierdas el control.
El miedo, por si solo, cuando no tienes la capacidad de verlo como una unidad, como una sola carga, siempre va a buscar la manera de manifestarse de algún modo, y suele hacerlo poniendo el foco en algo concreto en lo que materializarse. Eso, para mí, es una fobia.
Puedes tener muchas fobias, pero tu miedo es uno solo
Cuando una persona llega a mi consulta para que le ayude a superar una fobia, nunca trato la fobia directamente. Voy más allá y profundizo en su miedo para saber de qué manera puedo ayudarla a que ella aprenda a gestionarlo y, sobre todo, a dejarlo ir.
Carmen me comentaba que, en todas las terapias que había hecho, al final, la única solución que le daban era que tuviese un perro propio. Solo así superaría su fobia. Personalmente, nunca he estado de acuerdo con la idea de tratar de superar un miedo enfrentándose directamente a él, máxime cuando resulta totalmente terrorífico para la persona. Súbete sola a un ascensor o a un avión, adopta a un perro, pon un terrario en casa lleno de arañas, tírate a la piscina si tienes miedo al agua…
A veces, puede funcionar, no digo que no, pero en general lo único que se consigue es aumentar la carga de miedo. En cuyo caso, la persona que tiene una fobia va a sentir mucha más frustración e impotencia. Lo normal es que las personas que no la tienen se rían de ella, que no se la tomen en serio. Pero la persona que sufre la fobia vive realmente un calvario.
Fobias concretas, miedos difusos
Tengo una amiga que padecía fobia a los insectos y reptiles. Su terror iba más allá de cualquier lógica. Era un pánico tal que, cada vez que iba a hacer senderismo, su jornada se convertía en una película de terror. Su fobia me recordaba al horror que pasé de niña viendo una película en blanco y negro donde unas arañas gigantes invadían la Tierra.
Las fobias son, como todos los miedos, irreales. Para quienes no las sufrimos, muchas veces nos parecen increíbles. Hay muchos tipos de fobia: no solo a los animales, sino también a los espacios cerrados, abiertos, a la oscuridad, incluso a las personas. Pero el episodio de pánico que atraviesan las personas en el momento en el que se manifiesta su mayor miedo es una respuesta absolutamente histérica donde pierden totalmente el control sobre ellas mismas.
Esto es lo más interesante: ¿qué sucede cuando me paso todo el tiempo en modo control? Que habrá un momento en el que mi sistema nervioso no podrá soportar más ese estado. Y buscará la manera de escapar de él. Es como cuando una persona tiene que estar mucho tiempo sin fumar. Su adicción dispara su ansiedad y pierde el control sobre cualquier otra cosa que esté haciendo o tenga que hacer en ese momento, porque solo puede pensar en encontrar un lugar donde poder fumar o un cigarro, si no lo tiene.
La fobia es el síntoma; el miedo, la enfermedad
Si tienes una fobia o una adicción, la manera de liberarte de ella es rebajar tu carga emocional. Como un equipo, tus emociones no actúan de manera separada, son “una para todas y todas para una”. Por eso, para eliminar tu fobia, lo más efectivo es centrarte en la observación de tu carga emocional, en toda ella, no solo en tu fobia, que en suma no es sino una proyección más de tu miedo. Por detrás de toda fobia siempre hay un miedo.
En general, el método que utilizo te cambia la vida en todos los aspectos, porque la fobia en sí no es el problema real. Más bien es una manifestación visible de todo lo invisible que hay detrás a nivel emocional y que no has sabido gestionar adecuadamente. Pero nunca es tarde.