Soy Liles
Me gusta ser Liles, me siento cómoda con ella, no me pesa; al revés, me hace sentirme segura y feliz. Nunca he creído que tuviese que dedicarme a algo en especial, porque siempre he pensado que la vida por sí sola ya es fantástica para curiosear por ella y experimentarla. Si hubiese tenido que elegir algo desde niña, habría sido ser libre.
Para mí, ser libre significa seguir mi propio dictamen, sin que nadie ni nada (ni la sociedad, ni la familia, ni las creencias) decida por mí.
Puedo definirme cuando los demás necesitan que lo haga, cuando ser solo «Liles» no es suficiente. Puedo decir que soy narradora de historias, artista, comunicadora, maestra emocional, sanadora… Incluso puedo decir que soy médium clarividente sensitiva, aunque parezca algo extraño, pero –al final– lo que hago no es lo que soy.
Soy lo que soy
Soy cercana, cariñosa, sensible, pero también soy dura, sobre todo cuando veo que alguien sufre y no hace nada para remediarlo. Me gusta jugar y divertirme. Nunca he dejado de ser niña: es un regalo que me hice al no permitir que lo malo me robará mi identidad. Todo lo malo lo he transmutado en bueno simplemente aprendiendo a trascenderlo.
Me gusta cocinar, la naturaleza, acoger amigos, los gatos, los pájaros y las plantas, soy fan de las flores, me gustan los atardeceres, los amaneceres, el mar, meditar, hacer yoga, reírme, hacer reír, bailar, columpiarme, hacer el tonto, pasear, los niños y las niñas (aunque no soy madre: me conformo con ser tía). Me gustaría tener una casa muuuuuuy grande y que pudiesen pasar por ella todas las personas que se sienten perdidas para ayudarles a reencontrar su camino. Me gusta transformar lo malo en bueno, la tristeza en alegría y el miedo en valentía. Pensándolo bien, se me acaba de ocurrir que soy alquimista, psicomaga y a veces mariposa.
Mi Terapia
Realizo una terapia muy bonita, que, si sabes aprovecharla, puede cambiarte la vida. Lo malo es que muchas veces el miedo te boicotea y no te deja cambiarla. Te desintoxico de ti misma, te digo quién eres y por qué eres como eres. Te revelo: tus improntas emocionales, cómo y dónde las has somatizado, cómo y por qué las activas en respuesta a lo que te ocurre, y por qué enfermas. También te brindo herramientas para que te reeduques emocionalmente, que viene a ser lo mismo que reeducar tu sistema neuronal.
El día en que todo cambió
Un día –hace ya unos años– tuve un despertar de conciencia. Me sentí superperdida. No sabía qué me estaba pasando, pero comprendí que se trataba de algo extraordinario, increíble. Desde entonces, mi único propósito ha sido contribuir a que más personas puedan acceder a ese despertar.
Me siento agradecida y bendecida, vivo anclada en el presente como una montaña y la verdad es que es el mejor modo de estar para poder SER.
Hace poco creé una comunidad consciente en Telegram, porque pensé que podría ser como esa casa que siempre he querido tener, un lugar donde cabemos todas. Ya somos una gran familia y nos mueve un mismo propósito: hacer del mundo un lugar más bonito. La comunidad es un espacio de escucha y de acompañamiento. Y, en un futuro no muy lejano, espero que trascienda lo virtual y celebrar encuentros reales para conocernos todos personalmente.
Yo no soy mi ego, pero también tengo uno
A veces, me sale el ego y me enfado, y no pasa nada, porque reconozco que, en verdad, con quien me enfado es con mis deseos o con mis miedos y que los demás están ahí para provocarlo y así pueda verlo, es la única manera de soltar. La humildad y la honestidad son valores que escasean, pero que recomiendo a todo el mundo. Sobre todo aplicados a ti misma.
El ego quiere que seas de una manera y eso te impide ser quien eres. Ayudo a las personas a recorrer ese camino de reconexión con su verdadero yo. Es una labor superbonita y reímos más que lloramos, porque saber que estás en el camino no puede dar más que alegría. Cuando andas perdida dando vueltas sin sentido, nada puede tenerlo.
Me gusta mucho viajar, conocer nuevas culturas, compartir con personas esos momentos mágicos que la vida regala constantemente. ¡Se nos ofrecen tantas posibilidades! La pena es que perdamos el tiempo haciendo lo único que no nos ayuda a conectar con ella. Por eso me gusta ser Liles, porque un día decidí hacer lo que me diese la gana. Y tú también puede hacerlo solo tienes que darte permiso.
Y, desde ese día, este es mi mantra:
Haz sin juicio, ama sin juicio, sé sin juicio.
Me hubiese encantado haber escrito una canción que se titulara «Soy Liles» y cantárosla, pero aprender a cantar es aún una asignatura pendiente. Tengo cincuenta y dos años y sigo aprendiendo todo lo que puedo con ilusión. Cada día agradezco todo lo que hace posible este momento. Simplemente porque cuando conectó con el silencio dentro de mí entiendo que este momento es perfecto.
Gracias por pasarte por aquí.