¿Cuántas veces has escuchado que los milagros no existen? Las personas, en general, buscan lo sencillo, lo que no requiere esfuerzo. ¿Quién no quiere un milagro en su vida? Pero los milagros no se dan porque sí. Devienen de un proceso interior de confrontación con una misma que requiere mucha valentía y, sin él, no hay milagro que valga. La fuerza de voluntad y la constancia vendrían a ser las hadas madrinas de quien quiere hacer magia con su vida. Si eres de las que se quedan esperando a que les llegue el milagro así sin más, no te auguro un buen porvenir.
Desde hace años se difunden tantos mensajes positivos que ya forman parte de nuestra «normalidad», y están tan mimetizados que ya ni los vemos ¿No tienes una taza en tu casa con un mensaje positivo? Yo sí. Tengo una que me compré hace años en Zaragoza con una ilustración de dos figuras que emulan a John Lennon y Yoko Ono acompañadas de la frase «Haz el amor y no la líes». Me gustó el mensaje y no pude resistirme, sucumbí a al boom del positivismo.
Las frases positivas no son conjuros mágicos. Al revés, te pueden deprimir y generar bastante frustración. Te aseguro que por mucho que leas el mensaje y lo repitas mentalmente, si no te lo crees, no vas a «decretar» nada. Los conjuros, como explico en mi Manual de Educación Mágica, tienen poder por una sola razón: la creencia absoluta, total y sin fisuras de que lo que pides se va a dar. El problema es que el miedo actúa solapadamente como un mago oscuro y sigiloso que gafa todos los conjuros.
Los milagros no existen, pero puedes hacerlos existir
Siempre digo que yo soy «la chunga», «la mala», la que te dice –de frente y sin filtros– qué es lo que hay en ti que no funciona y qué tienes que cambiar para que tu vida funcione.
Muchas personas vienen a mi consulta a hacer una Lectura de Alma y no vuelven nunca más. Salen sorprendidas, por un lado, pero también asustadas, por otro. Entiendo perfectamente su estupefacción: que sin conocerte de nada, de golpe y porrazo, alguien te haga un retrato emocional y psicológico (incluidos retazos de tu pasado y a veces hasta pinceladas de tu futuro) mejor de lo que podrías hacerlo tú misma, da miedo. Lo sé. La cuestión es que, si no te lo digo, no podrás cambiarlo.
Yo creo que lo que realmente produce temor es descubrir nuestro lado oscuro. No podemos aceptar que una gran parte de lo que hacemos está manchada por la sombra del ego. ¿Qué busca realmente una persona cuando viene a hacer terapia? Quiero creer que ayuda. Pero ya lo dudo. Me decanto más por un milagro, como si por el mero hecho de venir a una sesión, ya le fuese a solucionar la vida. De verdad, algunas personas parece que vienen a Lourdes en vez de a mi consulta.
En el fondo, lo que quieren que les reafirme en su ego, sí, que les diga lo que quieren escuchar, para así seguir tan panchas, enrocadas en su laberinto. Es más fácil que Liles me solucione la vida que batallar yo con lo que me hace sufrir y juntar el coraje para dejarlo ir. Eso, más que un «milagro», o una cirugía del alma, es una quimera. Y mi honestidad no me permite condescender con los egos. Eso no ayuda en nada y, además, sería muy ruin por mi parte. Yo estoy aquí para ayudar de verdad, pero si tú no te ayudas a ti, yo no puedo ayudarte. Nadie puede. Los cambios no se producen porque sí, por generación espontánea. Hay que hacer que sucedan. Y hay que hacerlo a pulso. Con ayuda, si es necesario, pero empujando tú el primero.
Pero el miedo, por supuesto, lo frena todo: miedo a quedarme sola o a perder a alguien o algo (lo que sea que crea que voy a perder), porque cuando te adelantas a los acontecimientos de manera negativa, todo es posible, hasta lo más horrible e inimaginable que a una se le pueda pasar por la cabeza.
Los milagros no existen, tú eres el milagro
¿Quién no quiere una vida fácil? Cuando digo «fácil», me refiero a una vida en la que no haya emociones que la descontrolen, una vida en equilibrio entre tú y todo lo que te rodea. Una vida en la que eres feliz, tienes seguridad en ti misma, sabes lo que quieres y, sobre todo, demuestras el valor suficiente para desprenderte de lo que te hace sufrir. A muchas personas les puede parecer un sueño y ver más probable que les toque la lotería que se dé el milagro. Ya sabemos que milagros y azar se repelen.
Cuando te confrontan con tu ego, lo más normal es que salga vencedor tu ego. Es muy triste, pero es lo que veo más a menudo en consulta. La prueba de que suele ganar él salta a la vista: el estado general de nuestro mundo es lamentable y crítico. La felicidad mundial se puede medir simplemente echando un vistazo a tu alrededor. Inclúyete a ti misma en la ecuación y calcula los niveles de ego que respiras normalmente. Te puedo asegurar que son mayores que el dióxido de carbono que intoxica a medio planeta.
Escucho mucho el verbo «integrar» aplicado a la visión holística y positiva, pero la verdad es que cuando una persona dice que necesita integrar algo, lo único que hace es alejarse de la posibilidad de ser feliz. Porque lo que está haciendo, en realidad, es aplazar una decisión importante y reforzar con ello la creencia de que ahora no está preparada para afrontarla.
Cuando doy la cara y me enfrento a mi yo-ego, ese que me domina las veinticuatro horas del día, significa que estoy en un proceso de superación personal muy importante, que he tomado conciencia de mi situación y que por eso estoy haciendo algo para ser feliz. Si pongo un plazo a mi felicidad, entonces lo único que hago es procrastinarme, y eso no es nada bueno.
Si tú no cambias, no hay milagro que te salve
En ese punto soy yo la que me quedo estupefacta. Perdona, pero ¿tú crees que, sin que tú cambies, va a cambiar algo en tu vida? ¿Realmente piensas que los milagros no existen? Los milagros son la manifestación de todo aquello que podemos imaginar, son la guinda del pastel de bodas entre la realidad y la espiritualidad, entre lo tangible y lo invisible. Y aunque la creencia popular le ha otorgado ese don solo a las Diosas y los Dioses, tú también tienes ese poder. Porque dentro de cada una de nosotras hay una Diosa, o un Dios. No lo dudes.
¡Los milagros existen! Los milagros son la confianza, la coherencia, la fe, la ilusión, la magia, la seguridad, la creatividad manifestándose en la realidad. ¡Son lo mejor de la vida!
Me asusta todo ese miedo que hay en el mundo, ese miedo que convierte a las personas en cobardes. Hay millones de personas dependientes viviendo vidas aparentemente independientes. Esas personas que no cambian, que se acomodan y esperan a que pase algo que les cambie la vida. Pero la vida eres tú y tú eres la única que puede hacer un milagro contigo. Ni yo ni nadie podemos ayudarte a comprender esto si tú no quieres.
La solución no es complicada, es más simple de lo que parece. Toma tu sombra y mírala de frente, reconócela; ha estado siempre ahí, forma parte de ti. No por evitarla o no querer verla va a desaparecer. Al revés, cada día que pasa se va haciendo más y más grande. Y al final te come y te hace perder la conciencia de quién eres realmente. Y eso es una desgracia, lo peor que te puede pasar.
Sé quién soy, reconocí mi sombra hace tiempo, y cada día la saludo para que sepa que sé que está ahí, por eso puedo ver la tuya y ayudarte. Si no hubiese pasado por mi proceso de despertar de conciencia, no podría verte desde el amor. Si huyes de mí, estarás huyendo de ti misma, de ese maravilloso ser que eres, ese en el que también me puedo reconocer y desde el que intento que conectes. Siempre digo lo mismo: si tú eres feliz, yo soy feliz y todas somos felices.